martes, 14 de febrero de 2012

ESTACIÓN DE TGV DE LYON- SATOLAS (1989- 1994)


Santiago Calatrava

El arquitecto de Valencia es el encargado de esta estación situada dentro del aeropuerto de Lyon- Satolas. Estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes y vivió durante un tiempo de su formación en París. Al volver a Valencia, se matriculó en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, donde se graduó como arquitecto, y seguidamente realizo un post- graduado de urbanismo. Se empezó a interesar por las obras de los grandes maestros clásicos y motivado por ampliar sus conocimientos estudió ingeniería civil en el Instituto de Tecnología de Zurich durante cuatro años. Se le ha concedido el Premio Nacional de Arquitectura del Ministerio de Vivienda (2005), el Premio Príncipe Asturias de las Artes (1999) y ha sido nombrado doce veces Doctor Honoris Causa. De esta manera, se valora su estilo especificado en grandes esculturas, donde su intención es mezclar la arquitectura y la ingeniería.  Otras obras suyas son Ciudad de las Artes y de las Ciencias , el Auditorio de Tenerife o bien La Exposición Universal de Sevilla del 1992. Calatrava, ese destacado ingeniero civil con un gran don artístico, se ha ganado una reputación internacional gracias a unos edificios emblemáticos con los que únicamente pueden competir con los de Frank Gehry ( obras como el Museo Guggenheim).

Arquitectura

Esta estación, que pretende acoger los trenes de alta velocidad (siendo el enlace con el aeropuerto de Satolas) es un claro ejemplo de cómo un edificio puede ser una bella escultura sin perder su claridad espacial. Los pasajeros recorren los espacios disfrutando de todo el juego de geometrías hechas de cristal, hormigón y acero. La estación presenta forma de pájaro, aunque Calatrava siempre ha negado que esta fue su primera inspiración, afirmando que su punto de apoyo fueron sus estudios escultóricos y sobre el cuerpo humano, especialmente del ojo. Gran parte del edificio se construyó bajo tierra y se dejó la cabeza del edificio (“el pájaro”) dominando el paisaje.

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 Quizás el perfil más llamativo del edificio lo encontramos en el vestíbulo y sus tres arcos de acero convergentes de 120 metros de largo y 40 metros de alto, y el arco central tiene una sección triangular que crea la columna vertebral, la cual conecta con los arcos del exterior por un refuerzo diagonal que forma unas aberturas acristaladas que dan paso a la luz natural. Son tres enormes arcos anclados en el suelo quienes soportan el conjunto: dos de ellos están arriostrados con los ascensores, mientras que el tercero se diseña en forma de pico y recoge a los anteriores.

Podríamos distinguir entre dos edificios: el central del aeropuerto y las terminales de la estación, cuyo punto de unión es una galería. Esa galería – que permite una buena visión del aeropuerto – contrasta, se antagoniza al hall, situado al edificio de la estación. Presenta una gran amplitud y transparencia, y asegura el contacto permanente con la zona de los andenes y con el espacio exterior.

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A los andenes se accede pos unas escaleras mecánicas y se extienden por unas largas líneas de hormigón que se estiran imitando a la caja torácica de un animal prehistórico. La estación cuenta con seis vías y en el centro hay un túnel de hormigón con dos de ellas que se encuentran aisladas por el que los trenes expresos recorren la estación a toda velocidad, aquellos que no se detienen a 300 km/h. Las cuatro que quedan se distribuyen dos a cada lado, en unas plataformas de 500 metros hundidos. La columnata del andén revela unas elegantes formas esculpidas que crean un complejo juego de luces y sombras.


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